Para el Dr. Ariel Lugo, el resultado final de la Opinión Biológica (Biological Opinión) del Servicio de Pesca y Vida Silvestre (FWS, por sus siglas en inglés) que respalda la construcción del gasoducto no le tomó por sorpresa.
Entrevistado por Claridad en su carácter de ciudadano, el reconocido ecólogo advirtió en primer lugar que había que entender que tanto el FWS como el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU (USACOE, por sus siglas en inglés) son agencias reguladoras diseñadas para dar permisos, no para detener proyectos. Advirtió que “si los ciudadanos quieren parar el proyecto no pueden esperar que una agencia los detenga. Si lo quieren detener son la gente o el gobierno, o las cortes”.
Pero la segunda razón más sobresaliente que denunció el doctor Lugo, es que al mirar el documento que FWS acaba de hacer público “uno se da cuenta de que ellos se han estado reuniendo con los consultores de Vía Verde en múltiples veces, es lo primero que aparece en el documento”. Agregó que en esas reuniones el FWS se estaba comprometiendo a priori sobre los sitios y las especies que se iban a estudiar. “Obvio que después de tanta reunión cuando viene el informe hay que aceptarlo”.
El tercer factor que señaló es que la OB está escrita en código de agencia federal que da permisos y las palabras que se usan se escribieron para satisfacer los requisitos de la agencia y por consiguiente para que le aprueben el proyecto.
“Entonces la pregunta que uno se hace es si el FWS, cuando se reunió con Vía Verde, usó la metodología adecuada para hacer un análisis biológico. Y un análisis biológico comprensivo porque el otro punto importante en todo esto es que el análisis del FWS es exclusivamente sobre las especies que están en peligro de extinción en Estados Unidos, no es un análisis de la biología de todos los sistemas naturales que están a lo largo de Vía Verde. La pregunta es, ¿qué agencia se preocupa por las especies que no están en peligro de extinción, o las que no están en la lista para el gobierno de Estados Unidos? ¿Quién se asegura que el análisis biológico cubre los bosques de Puerto Rico, cubre los humedales, el agua? Eso no está en ese análisis biológico, eso no está en discusión”, denunció. Lugo atribuyó que estos aspectos son responsabilidad del gobierno de Puerto Rico y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales hace tiempo que aprobó el proyecto. “Entonces le queda exclusivamente al país decidir si toda esta discusión procesal termina protegiendo los recursos de Puerto Rico o no”, reiteró.
En tono irónico, el científico resumió que lo que se está “protegiendo” con la OB son las 27 especies listadas por el USACOE y se cuestionó dónde quedan el resto de los recursos naturales y en particular el riesgo para las personas. Recordó que se supone que sea el documento de Declaración de Impacto Ambiental (DIA) donde se analice el impacto del gasoducto sobre la gente y ésta ha sido una de las exigencias de Casa Pueblo tanto al Gobierno de Puerto Rico como al USACOE. El doctor Lugo comentó que todavía es posible que el USACOE le pida una DIA a la AEE, lo que podría retrasar el proyecto aunque no descartó que ya la tengan escrita.
El doctor Lugo dijo estar convencido de que el documento de FWS carece de un análisis científico concienzudo. “Los métodos que utilizaron para decidir si había impacto ambiental con el gasoducto es una metodología viciada, no es una objetiva”. Por ejemplo, que FWS haya aceptado una estrategia de instalación de la tubería propuesta por la AEE con unos supuestos métodos modernos que no provocan ningún efecto ambiental, pero el documento no contiene ningún análisis sobre el particular.
Además, FWS aceptó los métodos de mitigación que le presentó la AEE. “Uno se puede imaginar las máquinas de construcción y al frente van dos biólogos que miran si encuentran esas especies. En otras palabras, como la evaluación estuvo defectuosa, se va a evaluar a medida que va el proyecto. Entonces, si encuentran algo entran otros protocolos, si es un animal paramos y lo vamos a coger, si es una planta se trasplanta, si hay muchas vamos a desviar el gasoducto. Uno como ciudadano ve que la alineación del gasoducto ha cambiado tanto que ya no se sabe por dónde va”, denunció.
Al continuar cuestionando el carácter científico de la OB, Lugo apuntó que no se sabe si la estrategia de hacer los trasplantes de plantas o animales en peligro de extinción funcionará porque son pocos los indicios de que cuando los muevan van a sobrevivir en otras partes. Señaló que el documento no tiene un estudio de comparación de terrenos y más aún, FWS ahora está proponiendo la compra de más terrenos. Específicamente, la OB propone la necesidad de comprar 693 acres de terrenos privados, 100 de ellos en el área de Río Abajo. “Es todo una especie de burla burocrática”, describió sobre el proceso.
“A los biólogos profesionales de la agencia les pasaron el rolo. El país es quien tiene que tomar acción para detener el proyecto. Lo de sembrar tres árboles por cada uno que se remueva, al analizarlo, 277 mil árboles que se van a tumbar, aunque eso no está en ningún lado porque nadie analizó los árboles, si se toma el área de ruta, dentro de ella hay un espacio de 200 pies al lado del tubo sin vegetación, ¿dónde van a sembrar esos 3 por uno? No va a ser en los terrenos que van a comprar. No entiendo dónde esperan sembrar tres por uno”, manifestó el científico. Más aún, reparó que el FWS alega que deben ser especies nativas a lo que señaló que “la maquinaria arrasó con todas esas especies nativas”.
Un aspecto sobre el cual resaltó el valor del documento es que puso al descubierto la existencia de tres nuevas válvulas del gasoducto. “Nadie sabía eso, quiere decir que este proyecto continua evolucionando y continua agrandándose fuera de los límites de lo que se ha analizado hasta ahora. Quiere decir que nadie nos puede decir a nosotros, ni el gobierno mismo, cuál va a ser el impacto final de este proyecto porque al abrir estas tres compuertas, ¿donde está el análisis de eso? Ahí está la llave para meterlo en corte”, afirmó.
Respecto al papel de las otras agencias federales, dijo que ya la EPA (Agencia de Protección Ambiental) se allanó antes de que empezara la discusión. “Se llevaron de frente a la EPA y ahora al FWS, falta el USACOE”. Sin embargo, describió el dato de las tres válvulas nuevas como las de unas “pildoritas” que demuestra que el proyecto está fragmentando y que todavía no sabemos cuál será el impacto final de esto. Reveló que en Atlanta, que es la oficina a la cual responde la oficina de FWS de Puerto Rico, los científicos que han visto el documento coinciden de manera unánime que el documento no fue objetivo.
Entrevistado por Claridad en su carácter de ciudadano, el reconocido ecólogo advirtió en primer lugar que había que entender que tanto el FWS como el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU (USACOE, por sus siglas en inglés) son agencias reguladoras diseñadas para dar permisos, no para detener proyectos. Advirtió que “si los ciudadanos quieren parar el proyecto no pueden esperar que una agencia los detenga. Si lo quieren detener son la gente o el gobierno, o las cortes”.
Pero la segunda razón más sobresaliente que denunció el doctor Lugo, es que al mirar el documento que FWS acaba de hacer público “uno se da cuenta de que ellos se han estado reuniendo con los consultores de Vía Verde en múltiples veces, es lo primero que aparece en el documento”. Agregó que en esas reuniones el FWS se estaba comprometiendo a priori sobre los sitios y las especies que se iban a estudiar. “Obvio que después de tanta reunión cuando viene el informe hay que aceptarlo”.
El tercer factor que señaló es que la OB está escrita en código de agencia federal que da permisos y las palabras que se usan se escribieron para satisfacer los requisitos de la agencia y por consiguiente para que le aprueben el proyecto.
“Entonces la pregunta que uno se hace es si el FWS, cuando se reunió con Vía Verde, usó la metodología adecuada para hacer un análisis biológico. Y un análisis biológico comprensivo porque el otro punto importante en todo esto es que el análisis del FWS es exclusivamente sobre las especies que están en peligro de extinción en Estados Unidos, no es un análisis de la biología de todos los sistemas naturales que están a lo largo de Vía Verde. La pregunta es, ¿qué agencia se preocupa por las especies que no están en peligro de extinción, o las que no están en la lista para el gobierno de Estados Unidos? ¿Quién se asegura que el análisis biológico cubre los bosques de Puerto Rico, cubre los humedales, el agua? Eso no está en ese análisis biológico, eso no está en discusión”, denunció. Lugo atribuyó que estos aspectos son responsabilidad del gobierno de Puerto Rico y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales hace tiempo que aprobó el proyecto. “Entonces le queda exclusivamente al país decidir si toda esta discusión procesal termina protegiendo los recursos de Puerto Rico o no”, reiteró.
En tono irónico, el científico resumió que lo que se está “protegiendo” con la OB son las 27 especies listadas por el USACOE y se cuestionó dónde quedan el resto de los recursos naturales y en particular el riesgo para las personas. Recordó que se supone que sea el documento de Declaración de Impacto Ambiental (DIA) donde se analice el impacto del gasoducto sobre la gente y ésta ha sido una de las exigencias de Casa Pueblo tanto al Gobierno de Puerto Rico como al USACOE. El doctor Lugo comentó que todavía es posible que el USACOE le pida una DIA a la AEE, lo que podría retrasar el proyecto aunque no descartó que ya la tengan escrita.
El doctor Lugo dijo estar convencido de que el documento de FWS carece de un análisis científico concienzudo. “Los métodos que utilizaron para decidir si había impacto ambiental con el gasoducto es una metodología viciada, no es una objetiva”. Por ejemplo, que FWS haya aceptado una estrategia de instalación de la tubería propuesta por la AEE con unos supuestos métodos modernos que no provocan ningún efecto ambiental, pero el documento no contiene ningún análisis sobre el particular.
Además, FWS aceptó los métodos de mitigación que le presentó la AEE. “Uno se puede imaginar las máquinas de construcción y al frente van dos biólogos que miran si encuentran esas especies. En otras palabras, como la evaluación estuvo defectuosa, se va a evaluar a medida que va el proyecto. Entonces, si encuentran algo entran otros protocolos, si es un animal paramos y lo vamos a coger, si es una planta se trasplanta, si hay muchas vamos a desviar el gasoducto. Uno como ciudadano ve que la alineación del gasoducto ha cambiado tanto que ya no se sabe por dónde va”, denunció.
Al continuar cuestionando el carácter científico de la OB, Lugo apuntó que no se sabe si la estrategia de hacer los trasplantes de plantas o animales en peligro de extinción funcionará porque son pocos los indicios de que cuando los muevan van a sobrevivir en otras partes. Señaló que el documento no tiene un estudio de comparación de terrenos y más aún, FWS ahora está proponiendo la compra de más terrenos. Específicamente, la OB propone la necesidad de comprar 693 acres de terrenos privados, 100 de ellos en el área de Río Abajo. “Es todo una especie de burla burocrática”, describió sobre el proceso.
“A los biólogos profesionales de la agencia les pasaron el rolo. El país es quien tiene que tomar acción para detener el proyecto. Lo de sembrar tres árboles por cada uno que se remueva, al analizarlo, 277 mil árboles que se van a tumbar, aunque eso no está en ningún lado porque nadie analizó los árboles, si se toma el área de ruta, dentro de ella hay un espacio de 200 pies al lado del tubo sin vegetación, ¿dónde van a sembrar esos 3 por uno? No va a ser en los terrenos que van a comprar. No entiendo dónde esperan sembrar tres por uno”, manifestó el científico. Más aún, reparó que el FWS alega que deben ser especies nativas a lo que señaló que “la maquinaria arrasó con todas esas especies nativas”.
Un aspecto sobre el cual resaltó el valor del documento es que puso al descubierto la existencia de tres nuevas válvulas del gasoducto. “Nadie sabía eso, quiere decir que este proyecto continua evolucionando y continua agrandándose fuera de los límites de lo que se ha analizado hasta ahora. Quiere decir que nadie nos puede decir a nosotros, ni el gobierno mismo, cuál va a ser el impacto final de este proyecto porque al abrir estas tres compuertas, ¿donde está el análisis de eso? Ahí está la llave para meterlo en corte”, afirmó.
Respecto al papel de las otras agencias federales, dijo que ya la EPA (Agencia de Protección Ambiental) se allanó antes de que empezara la discusión. “Se llevaron de frente a la EPA y ahora al FWS, falta el USACOE”. Sin embargo, describió el dato de las tres válvulas nuevas como las de unas “pildoritas” que demuestra que el proyecto está fragmentando y que todavía no sabemos cuál será el impacto final de esto. Reveló que en Atlanta, que es la oficina a la cual responde la oficina de FWS de Puerto Rico, los científicos que han visto el documento coinciden de manera unánime que el documento no fue objetivo.
Fuente: Claridad
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