PONCE, BORIKEN (Puerto Rico) - Pedazos de la corteza de un tabonuco servían como incienso. El humo se lo rociaban por el cuerpo: primero la cabeza luego los pies. Eran los inicios de una especie de ritual indígena. Pero no estaban en un parque ceremonial indígena.
Lo que había en esa intersección entre la PR-2 y PR-123 en Ponce era una estatua del cacique y guerrero Agüeybaná el Bravo. Ayer, día en que se conmemoraba la llegada de Cristóbal Colón a la Isla en el llamado ‘descubrimiento’, este grupo de personas se dedicó a echar a un lado al almirante genovés y recordar la figura del líder de la resistencia taína a la colonización. Máxime este año cuando se conmemora el quinto centenario de la revuelta indígena contra el grupo de colonizadores que acompañaba a Juan Ponce de León.
Para Yarisina Sierra, una de las participantes del evento, no se trata de un simple acto folclórico sobre las razas que se funden en el boricua. Para Sierra, la cultura taína es algo que vive día a día en asuntos integrados en la forma de vivir de los puertorriqueños. Una maraca, una hamaca, una barbacoa. No son solo palabras del arahuaco, sino que marcan un estilo de vida particular. Para ella también lo taíno es una exploración, por aquellas cosas de la cultura aborigen que quisiera recobrar.
En el caso de ayer, se trataba de una pequeña ceremonia que buscaba llamar la atención de los transeúntes de la zona para que sirva como una manera de resaltar la aportación taína en cada uno de los puertorriqueños.
A los pies de la estatua de Agüeybaná fue colocada una ofrenda floral. Tras escender el incienso de tabonuco y vestirse con piezas alusivas a la cultura taína, se hizo un ritual en el que se sonó un fotuto hacia los puntos cardinales y luego se entonó un cántico en el arahuaco antillano, lengua que hablaban los taínos.
Luego del acto, se dieron unos cortos mensajes. Uno de ellos fue el de Genaro Rodríguez, apodado como Bajacú, quien resaltó la efeméride como un momento para recordar a nuestros ancestros ya que fueron forjadores de la cultura.
“Fueron personas que derramaron la vida por sus semejantes y sus descendientes. Ese sacrificio no fue en vano. Tenemos que rescatarlo”, dijo Rodríguez.
La actividad fue organizada por la Confederación Unida de Taínos, un grupo que busca ser reconocido como descendiente de los aborígenes de Borinquen al momento de la llegada de los españoles a la Isla.
Roger Hernández, quien se apoda Guayacán, indicó que esta ceremonia la han realizado en los últimos tres años, precisamente los 19 de noviembre.
Hernández señaló que resaltan la figura de Agüeybaná el Bravo porque es un símbolo de la resistencia ante la opresión.
“Fue un patriota”, dijo Hernández.
Durante la ceremonia el grupo leyó una proclama hecha por el representante del distrito Ponce - Jayuya, Víctor Vasallo, en la que reconocía la figura histórica del cacique como un ejemplo de heroísmo, valentía y compromiso con su isla.
Agüeybaná el Bravo fue el cacique que lideró la rebelión del 1511. Se cree que era el sobrino del cacique Agüeybaná que recibió a Juan Ponce de León, cuando este llegó a conquistar, para España, la isla.
En ese primer encuentro se estableció un lazo de paz entre los españoles y los taínos.
Esa paz poco a poco fue rompiéndose con las encomiendas, sistema en el que se esclavizaban a los taínos, en trabajos de minería, bajo alguno de los españoles que fueron llegando a la Isla como parte del esfuerzo por controlar el territorio.
Se estima que la revuelta de 1511 comenzó en un poblado conocido como la Villa de Sotomayor. En ese primer ataque los indígenas resultaron victoriosos y destruyeron el pueblo.
Autor: Ricardo Cortés Chico
Fuente: http://www.elnuevodia.com/ritualtainoeneldiadeldescubrimiento-1124860.html