miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los pueblos Taínos continúan uniéndose en el Caribe





Santo Tomás, Islas Vírgenes de los Estados Unidos (CUPT Noticias Taínas) – Opía Taíno de Santo Tomás y la Confederación Unida del Pueblo Taíno adoptaron una Declaración de Unidad el domingo 2 de diciembre en Bahía Magens, Santo Tomás, Islas Vírgenes de los Estados Unidos. El histórico tratado fue ratificado en una ceremonia especial por Maekiaphan y Tesroy Phillips y otros miembros de la comunidad Taíno y Caribe representada por Opía Taíno y Roberto Múkaro Borrero, representando la Confederación Unida del Pueblo Taíno (CUPT).

 
 “Éste es un momento significativo en nuestra historia colectiva.” – declaró Borrero. “Estamos afirmando y honrando nuestras conexiones ancestrales a través de la región, como un esfuerzo para promover nuestra antigua herencia indígena a la actual y a las futuras generaciones.”

Maekiaphan Phillips asintió declarando, “Siento personalmente que el firmar este Tratado era extremadamente importante y significativo, no solo con palabras, sino con documentación, de manera que no solo aseguremos nuestro pasado, sino que protejamos nuestras generaciones futuras, y descartemos el mito de que los Taínos están extintos.”

Continuó recalcando que “El haber firmado este Tratado en la Bahía Magens, un lugar que es realmente uno indígena de la antigüedad aquí en las Islas Vírgenes, demostró el mayor de los respetos hacia nuestros ancestros.”

Foto: Senador-electo Myron Jackson, Maekiaphan Phillips, Roberto Borrero, Tesoro Phillips, Ayesha Morris y niños locales toman parte en la firma del Tratado en la Bahía Magens, Santo Tomás.

Tambien presentes estuvieron el Senador-electo, el Honorable Myron Jackson, Ayesha Morris del Consejo de Humanidades de las Islas Vírgenes y otros miembros prominentes de la comunidad local. La ceremonia incluyó una procesión alrededor del Arbolado de la Bahía Magens, un área de conservación de aproximadamente  tres cuartos de milla que contiene plantas exóticas y especies de árboles indígenas. El Arbolado es lugar de un antiguo asentamiento indígena, al igual que el de una plantación de la era colonial. Localizada al Norte (Atlántico) de la isla, en la Bahía Magens, figura una muy bien protegida playa de arena blanca de renombre mundialmente.

“Si no demostramos unidad, el mito de que éramos unos salvajes, probará ser cierto.” – declaró Phillips. “Yo siento que es muy importante que todos los Taínos se acojan el uno al otro, de manera que nuestras generaciones futuras se sientan honrados a no solo decir: ‘Somos descendientes del Taíno’, sino ‘Somos Taínos.’”

domingo, 9 de diciembre de 2012

Tráfico de piezas arqueológicas: un negocio que mueve millones

IMBERT, Puerto Plata.- La casa de Adriano Rivera parece un pequeño museo que él mismo custodia con un sentido casi religioso. Ollas de barro, pequeños zemíes, conchas marinas y guayos de coral; piedras labradas en forma de animal y de las que los indígenas usaban como hachas son parte de las piezas que Rivera ha distribuido en cada rincón de su vivienda ubicada en este municipio del norte dominicano.

Pero de toda su colección, que supera los cien objetos, un hueso de manatí bellamente labrado y un mortero de piedra arcaica destacan entre los demás por su belleza, por su estado de conservación y por su precio.

“Una vez vino a verme una persona y cuando vio el mortero me ofreció de una vez cincuenta mil pesos”, cuenta Rivera, a quien se le debe haber dado a conocer el más importante hallazgo arqueológico hecho en la Cordillera Septentrional en los últimos años: 35 yacimientos precolombinos que hoy estudian expertos del Museo del Hombre Dominicano (MHD) y de la Universidad de La Sapienza, de Roma.

La oferta que Rivera rechazó no es más que el inicio de un retorcido camino a través del cual piezas arqueológicas de incalculable valor llegan a manos de coleccionistas privados, tanto dentro como fuera de República Dominicana. Algunas de las reliquias que el arqueólogo aficionado no ha podido salvar se venden en el mercado negro entre cinco mil y cincuenta mil pesos, aunque suelen aparecer objetos más preciados como un dúho de madera intacto, que pueden llegar a valer aquí hasta ocho millones de pesos.

“Esto ocurre en todo el país”, dijo a LISTÍN DIARIO Juan Rodríguez Acosta, director del MHD, quien recuerda cómo entre finales del 2004 y principios del 2005, en calidad de curador y subdirector del Museo, realizó la documentación y pasos legales para la recuperación de 85 piezas en el 2004 y de otras quince en el 2005, ahora en propiedad del Estado.

Negocio millonario

Esa vez el negocio traspasó las fronteras y la recuperación de los objetos fue el resultado de acciones conjuntas emprendidas por la Embajada de Estados Unidos en República Dominicana, el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras de Miami, y el Museo del Hombre Dominicano. Las piezas habían sido sacadas ilícitamente del país a través de envíos a Europa (su destino final era Italia) vía el estado de Florida. 

Europa y Estados Unidos son precisamente los principales mercados de piezas arqueológicas precolombinas, sin mencionar el negocio subrepticio que se realiza en territorio dominicano.

“Aunque mucho de lo que se trafica es falso, el mercado principal es Estados Unidos”, comentó a LISTÍN DIARIO el francés Jean Michel Montespan, un experto en arqueología, de paso por República Dominicana proveniente de África.

Según Montespan, presidente de la fundación que lleva su mismo nombre, arqueólogo de restos humanos y “útiles del hombre primitivo” a decir de Abelardo Lamberto Jiménez, antropólogo físico del MHD, se pueden encontrar piezas originales en ciudades europeas como París, precisamente en casas especializadas en venta de antigüedades.

Dependiendo de su estado de conservación, un trigonolito (piedra de forma triangular con tres rostros) puede costar entre 8,000 y 80,000 euros; un zemí original (ídolo, por lo general de piedra tallada) entre 50,000 y 250,000 euros, y un dúho de madera (una suerte de pequeño asiento ceremonial), el más valioso de todos, “hasta medio millón de euros”, aseguró Montespan.

“El tráfico de piezas arqueológicas no es una debilidad exclusiva de República Dominicana, es de todos los países”, dijo a LISTÍN DIARIO Nikauly Vargas, secretaria general de la Comisión Nacional Dominicana para la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

La representante explicó que el organismo promueve la protección del patrimonio universal desde que en 1970 se firmó la Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales.

Convenciones

A partir de entonces otras convenciones y dependencias como el de la Protección del patrimonio mundial, cultural y natural de 1972; la de Defensa del patrimonio arqueológico, histórico y artístico de las naciones americanas de 1976, y el Comité intergubernamental para fomentar el retorno de los bienes culturales a sus países de origen o su restitución en caso de apropiación ilícita -creado en 1978-, buscan hacer frente al mercado negro.

En República Dominicana la propia Constitución, en su artículo 101, establece: “Toda la riqueza artística e histórica del país, sea quien fuere su dueño, formará parte del patrimonio cultural de la Nación y estará bajo la salvaguarda del Estado. La ley establecerá cuando sea oportuno para su conservación y defensa”.

Lourdes Camilo de Cuello, subsecretaria de Patrimonio Cultural, mencionó a LISTÍN DIARIO la Ley 41-00, cuyo artículo 47, en el párrafo I, señala textualmente: “La salida del país de cualquier bien mueble que se considere como integrante de patrimonio cultural de la nación, requerirá del permiso previo de la Secretaría de Estado de Cultura. En caso de exportación o sustracción ilegal, el bien será decomisado y entregado a la Secretaría de Estado de Cultura”.

Camilo agregó que otro aspecto referente a la protección del patrimonio es la integración del Comité Nacional para la Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales (en proceso de integración), pero pese a éste y otros esfuerzos que llevan a cabo las autoridades, en la Cordillera Septentrional o en otras regiones del país, el saqueo y tráfico ilegal de restos arqueológicos no se castiga.

El museo de Rivera

En Imbert, sin embargo, Rivera, el arqueólogo aficionado de 63 años que ha ayudado a rescatar objetos valiosos del período precolombino, tiene en mente otra brillante idea: junto a su amigo César Estrella, también aficionado a la arqueología (el plan incluía además a Elías Manzur, pero falleció hace un año), piensa instalar un museo para exhibir todas las piezas que han reunido en todo este tiempo.

“Lo que quiero es salvarlas”, comenta el antiguo maestro que tiene en su sala carteles y afiches sobre arqueología y restos indígenas muy bien ordenados que instalará en el local que todavía le falta. 

Autor: Javier Valdivia
Fuente:  http://www.listindiario.com.do//la-republica/2008/12/1/83152/Trafico-de-piezas-arqueologicas-un-negocio-que-mueve-millones

LA TAMBORA no es africana… ¡es aborigen!

España perdió un continente… ¡La Iglesia… ganó su alma!.. Ensartados entre ronqueras aristotélicas y equívocos de un Universo geocéntrico, el impacto inesperado de un “ser” y un “mundo” innominado desquició las confundidas bases filosóficas del viejo continente. El español que llega con el Descubrimiento desde aquel pretensioso “mundo” de aberraciones lamentables viene aturdido en esa viscosa maraña de prejuicios culturales y cerrazón religiosa, donde moraban solo “selectos” antediluvianos descendientes de Adán y Eva. La aparición súbita de un continente inconocido trastornó los equívocos epocales y desarmó sus arcaicos argumentos. ¿De cuál “Edén” surge aquel “bastardo” ser americano?

Hay más equilibrio espiritual en la formación tranquila del indio que en el desconcierto del español aventurero. De ahí el comportamiento socialmente inteligente y educado de Guacanagarix y la indiada, para quienes aquellos eran, sencillamente, seres humanos similares a ellos. El indio nunca tuvo dudas. La confusión española termina planteando el absurdo de que el indio fuese un animal, carente de alma. Es lo que induce a tomar con ligereza, memorias, expresiones, costumbres y rasgos culturales del primer contacto en nuestra Española. Hemos recibido una historia acomodada y prejuiciosa, que España ha pretendido impudorosamente imponer. Como la mentira vergonzosa de Sevilla y sus falsos “restos de Colón”, o el absurdo irrespetuoso de una virgen “aparecida” en mitad de una batalla para desfavorecer a los infelices indios. ¿Cuál justicia divina encarnaría?… Nacionalizando la maternidad bíblica, lastiman, sin rubores, la sensibilidad obligadamente honesta de la historia… y al respeto debido a la inteligencia del hombre… si es higiénica…. papel de lija. 

Es el independentismo victorioso de Enriquillo y sus 14 años de guerra, lo que alarma y pone un punto y aparte a la conquista, ante temores ciertos de conatos imitativos de sublevación en tierra firme. Enriquillo desconoce, irrespeta y humilla la banalidad y estrategia de las autoridades locales, desarmando al pragmático emperador Carlos V, forzándole a asumir, inevitablemente, la dimensión categórica del cacique; al igual que él, un genial y poderoso monarca, con quien hubo que tratar soluciones de igual a igual, so pena de continuar haciendo el ridículo. El envío directo del documento de paz desde España en manos de Barrionuevo, y su firma y acuerdo entre ambos “monarcas” cambia y redimensiona la valoración irrespetuosa del indio de La Española, obligando al conquistador a reformular a fondo sus conceptos retrasados con respecto al aborigen nuestro. Indudablemente, un fenómeno que obligó a España a redefinir los aspectos de relación básicos de la conquista, beneficiando al indio en tierra firme.

La tambora no es africana, viene ya insertada en la cultura aborigen. Su presencia histórica es remotamente anterior a la aparición de las negritudes en América. De haberlo sido, tendría que haber estado presente en la cultura instrumental haitiana o cubana, por citar, dada la desproporcionada incidencia africanoide en ambas. No hay tambora en el merengue haitiano y es casi desconocida en Cuba. Ambas sociedades ignoran su cultura funcional de toque orgánico; el cómo, técnicamente, recrear, repicar el instrumento; y más distante aun, su tradicional y emblemático ritual de construcción. Su rigor cuasi-religioso, místico, en la diferenciación respetuosa del encorado según el género (chiva hembra, que no haya parido, para garantizar la extensión y evitar destemplanza en un lado, y chivo macho del lado opuesto), resultante en dos sonidos viscerales de intensidad y colores diferentes. 

El hoyuelo en su cuerpo para que los sonidos “respiren” y trasciendan. El ajuste de los cueros bajo presión de un aro de bejuco grueso, que calibra los sonidos y aporta a su vez un enriquecedor y distinto repique, se establece, según el manual tradicional de afinación, estirando los cueros, utilizando cuerdas adecuadas de cabuya insertadas en los bordes rasgados, decorativamente abrazadas, entretejidas alrededor del cuerpo del instrumento, de modo que, particularmente, la tipifican y son parte de su rostro decorativo tradicional. El respeto costumbrista al arcaico sistema, cuyas raíces laten en nuestras tradiciones rituales taínas y criollas, es mantenido entre los artesanos de antigua tradición, evidentemente, muy distante de la metodología africanoide.

Los tambores en la cultura negra, generalmente encorados de un solo lado, sostenido por un aro metálico, no por cuerdas decorativas estiradas, son usualmente afinados con aplicación de fuego desde abajo, inducido dentro del espacio interior tubular del cuerpo del instrumento. Generalmente asentados sobre el piso, son percutidos con las manos, sin “palito”. Desconocemos que haya ritual alguno en su construcción, como perdura en nuestra tambora. 

Es la poderosa cultura taína la que penetró la cultura y ritualidad esclavista. El vuduismo, emblemática y estridente expresión de ritualidad negroide, es la más notoria entre estas incisivas influencias. El vudú, en sus pretensiones espiritistas y teatralidad, luce calcada en el ritual aborigen de la “cohoba”. Delata en sus “montajes” rituales, aun hoy, el uso del “tubano” de tabaco, la utilización de maracas y la ingestión de brebajes en sus “transportes” de teatral “elevación”. Estos clásicos símbolos culturales son banderas históricas de la raza. “Tabaco” y “maracas” constituyen objetos vibrantes de identidad y significación taína. “Tabaco” y “maracas” fueron aportes conocidos en “La Española” y asimilados por las negritudes, luego del contacto con la influencia ritualística de la “cohoba” aborigen.    

La historia afirma: “Sus instrumentos musicos, eran flautas hecha de caña, caracoles, bosinas, y unos higuerillos que desian  maracas, y pequeños tamborillos, que hasian de un calabaso largo entre dos pieles     de jutias, y otros sin pieles mayores de solo un madero hueco; cuya desigualdad de sonidos   consertavan con algun  jenero de  consonancia”. (“Hist. de la Conq. de la Isla Española, L. J. Peguero, t. I, Trasumptada de Hist. Gral. de Indias de Antonio de Herrera Coronista Mayor de su Majestad, y de las Indias, y de Castilla”. (p.115).

Tan categórica como trascendental afirmación salva del olvido y establece para la historia dominicana la presencia objetiva de un virginal antecedente básico en el arsenal instrumental aborigen en el origen de nuestra emblemática tambora, culturalmente inobviable. El dato determina e inserta el edénico instrumento, en sus orígenes, a la estructura básica del traspatio cultural taíno, traspasado luego a nuestras ancestrales herencias criollas.

Los flujos que alimentaron y sintetizaron sus raíces culturales se remontan a grupos remotamente antecedentes ubicados en Suramérica, que fueron diseminando su síntesis y gracia taína hacia las Antillas. El dato que confirma históricamente la ignorada referencia aparece inserto en “Décadas del Nuevo Mundo” de Pedro Martyr (T. II, p. 701). Refiriéndose a los grupos Chiribichenses del Darién, no solo alude al curioso fenotipo, antecedente lógico de nuestra “tambora”, sino, igualmente, confirma la presencia coincidente de nuestro aborigen Mayohuacán:

“También fabrican pequeños tambores  adornados con variadas pinturas, vaciando el contenido   de una calabaza o ahuecando incluso un trozo de madera  mayor que el brazo de un hombre”.

¿Qué cosa era denominada: “calabaso”? Pedro Martyr apunta en sus Décadas (T. I, p. 136, Lb. III), experiencias que pone en boca de Cristóbal Colón:

“Tienen todas esta islas una cierta clase de árbol, que alcanza la altura de los olmos, y que produce por fruto calabazas; beben el líquido que produce, pero no comen su pulpa, la cual es más amarga que la hiel; la corteza es tan dura como la de una tortuga”. 

Author: FERNANDO CASADO